lunes, 23 de mayo de 2011

REFLEXIÓN "LITERATURA FOLCLÓRICA"

La literatura folclórica es aquella que no tiene autor, presenta multitud de variantes por lo que se puede adaptar en función del receptor, son textos populares que reflejan la vida de la historia, no son infantiles y tampoco son machistas. Hay que hacer especial hincapié en que no eran textos para niños, a diferencia de las adaptaciones que se han hecho posteriormente, que si están destinadas a los niños de infantil.

Se puede creer que son machistas, pero no es así, ya que las mujeres son las que deciden en la mayoría de estas historias, y  aparte, estos textos reflejan la vida de épocas más antiguas, donde la vida era de otra manera.

El teatro folclórico no existe tal cual en el folclore, pero si existen representaciones dramáticas de las historias, y pueden ser de tres tipos: de carácter religioso, festivo y erótico/festivo y cómicos de legua.

El último tipo nombrado, los cómicos de legua si tenían representaciones dedicadas a los niños, eran los llamados “títeres de cachiporra”.

La poesía folclórica se fundamente siempre en lo absurdo, y también es de varios tipos: podemos encontrarnos poesía de carácter amoroso dedicada principalmente a los adultos, coplas para acompañar los distintos momentos del año y de la vida de las personas (de este tipo hay también infantiles), y las oraciones que eran normalmente de carácter pagano.
En la poesía folclórica debemos destacar a Pedro Cerrillo, que establece una comparación entre la poesía folclórica y tradicional.

Respecto a la prosa folclórica, hay que decir que tiene las mismas características que hemos resumido anteriormente y que son textos breves. Destacan una serie de folcloristas que debemos conocer.

El primer folclorista fue Vladimir Propp que se basaba en el estructuralismo (le interesaban las estructuras de los cuentos folclóricos) y recogió gran variedad de textos folclóricos que dividió en cuatros bloques: mitos, cuentos de animales, cuentos de fórmula y cuentos de hadas o maravillosos.

Pero la clasificación que estableció Propp no es la única, destacan más folcloristas como son Gianni Rodari que divide cuentos de animales, cuentos mágicos y bromas y anécdotas.

Sara Cone Bryant hizo una clasificación por edades: de 3 a 5 años, de 5 a 7 años y para mayores (de 7 a 12 años).

Perrault fue un gran recopilador del siglo XVIII, que no solo recopiló las historias sino que las adaptó para convertirlas en historias moralizantes. Pero es importante tenrr en cuenta que no fue el autor de esas historias.

También debemos conocer a Armand Berquin, Madame Leprince de Beaumont y John Newberry como autores folclóricos.

Centrándonos en España podemos hablar de Iriarte y Samaniego, dos grandes fabulistas, el primero escribe fábulas literarias y el segundo fábulas moralizantes; pero no son infantiles ninguna de ellas.

Entrando en el siglo XIX debemos conocer a los hermanos Grimm, que fueron recopiladores de historias alemanas, pero más tarde se convirtieron en adaptadores de esas historias para que fueran destinadas a niños. Esto hermanos son muy conocidos porque sus cuentos son casi como los que conocemos en la actualidad.

Otro recopilador y adaptador de esta época es Hans Christian Andersen.

En España en este mismo siglo destacan: Fernán Caballero, el padre Coloma con su recopilación de libros moralizantes y la editorial Calleja entre otros; aquí es donde se une la literatura folclórica con los textos de autor.

Con la literatura folclórica debemos seleccionar una versión de la historia fiable y realizar la adaptación nosotros mismos, pero estas adaptaciones no pueden ser como quiera el adaptador, sino que deben seguir unos momentos claves en la historia. Estos momentos clave están recogidos en lo que se denomina viaje iniciático, que es el transcurso de la historia. Para emprender este viaje iniciático, el protagonista siempre parte del hogar, que es la protección del niño, y en determinado momento (normalmente cuando llegan a la adolescencia) tiene que abandonar el hogar, pasando una serie de pruebas en las que cambiará su mentalidad y finalmente llegará a la edad adulta, representada de forma simbólica por la boda (segundo núcleo familiar).
A la hora de adaptar un cuento esto es de vital importancia, ya que si no se respetan los momentos clave del viaje iniciático no se trataría de una adaptación, sino de otro cuento.

Los motivos por los que el protagonista huye también deben respetarse, lo que podemos cambiar son los personaje, que podemos cambiarles el rol o el sexo.

Todo esto debemos tenerlo en cuenta a la hora de realizar una buena adaptación y tenemos de ejemplo los recopiladores y adaptadores que he nombrado anteriormente.

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